En mi aventura a los Ibones azules se unió una amiga mía con su familia y otra familia que eran amigos de mi amiga, éramos 9 (Cristofer, Katty, Mailen, Leon, Mari Paz, Adelmar, Sandra, Kendra y Alexandra)

Mientras estoy escribiendo estas líneas justo a mi lado tengo el ibon superior lleno de agua viva y mucha energía, antes de terminar de escribir nos sumergimos en una interesante conversación que realmente valía la pena prestar atención.

Estábamos saboreando un buen vino que trajo Adelmar y entramos en calor.

Cristofer estaba esquivando conversaciones triviales y presté atención a como lo hacía y me quedé bastante sorprendido y así se lo hice saber.

Antes de toda esta bonita e interesante conversación, nos vimos ahogados en los altos repechos de panticosa a los azules, pero subir en si ya no era lo heroico, más bien era ver a los hijos de ambos matrimonios subir con corazón y valentía  a los azules.

No pude más que llenarme de admiración, los peques no podían con sus mochilas en tramos difíciles y los padres les echaban una mano y como te podrás imaginar, me pude ver reflejado en esta imagen de amor sin condiciones por que los padres podían ver y entender el gran esfuerzo que hacían sus hijos. Lo cierto es que no íbamos a pasar tres noches por la montaña pero estos padres no querían que a sus pequeños/as les faltara de nada así que lo llevaron todo. No me limité a observar tal acto y decidí ayudar a estos valientes padres en varios tramos. Estos chavales con una mochila a cuestas querían conquistar sus azules.

Los padres con gran generosidad me ofrecieron comida por el buen feeling que había.

Disfrutamos de una buena tarde en los azules. Teníamos para ser específicos a 7 jovencitas al lado de nuestras tiendas decididas a pasárselo bien, se tomaron unas cuantas cervezas cada una y se pusieron a bailar para poder bajar el nivel de alcohol en sangre, es broma jaja… Bailaban por que estaban felices de estar en un lugar como ese y yo me alegraba por eso.

Los coches fallan, las motos dejan de funcionar, las bicis desaparecen y nuestro cuerpo también, nuestro corazón puede decir basta ya y tus rodillas pueden volverse de cristal y no poder ver todo eso, pero por suerte no nos paso

Se que no te he hablado mucho de la ruta pero que más da, es apasionante.

Anterior
Anterior

Lagos Ayous

Siguiente
Siguiente

Anayet